Sexto semestre

miércoles, 14 de septiembre de 2011

Primera fase: La Guerra en Europa

La primera fase de la Segunda Guerra Mundial se divide a su vez en dos periodos, el primero de ellos culmina al  rendirse Francia a los alemanes en junio de 1940, y el segundo se extiende desde esa fecha hasta que la guerra se convierte en mundial con el ingreso de Estados Unidos a favor de los Aliados y de Japón con las Potencias del Eje en diciembre de 1941.

El primer periodo: septiembre de 1939 a junio de 1940: Después de la invasión a Polonia, Alemania intentó negociar con Francia e Inglaterra el reconocimiento de la nueva situación, pero, ante la negativa de éstas, fijó su objetivo en asegurar suministros para su ejército. Ello le obligó a incrementar sus acuerdos económicos con la Unión Soviética, que le proporcionaría materias primas, y a negociar la compra del hierro sueco. Desde octubre de 1939 hasta la primavera del siguiente año, se ambos bandos se preparan para una guerra que prometía ser larga y penosa. 

Invasión alemana a Noruega y caída de Francia
Hitler, alertado por sus almirantes, decidió emprender la conquista de Noruega antes de que Gran Bretaña pudiese ocuparla o bloquear sus aguas territoriales. Si los aliados controlaban Noruega, Alemania volvería a ser víctima del temido bloqueo, como sucediera en la Primera Guerra Mundial. Se vería privada incluso del mineral de hierro, que desde el norte de Suecia llegaba por ferrocarril hasta el puerto noruego de Narvik y proseguía por mar hasta Alemania, a lo largo de la costa noruega.
En abril de 1940 invadió Dinamarca y Noruega, dejando aislada a Suecia y como Estado “tapón” neutral ante la cercanía de la Unión Soviética. Su hierro estaba asegurado. Entretanto, en el frente occidental europeo la situación se estabilizó después de que los franceses intentaron sin éxito romper las líneas de defensa alemanas, luego de la invasión de Polonia. Siete meses pasaron los dos ejércitos frente a frente sin luchar.
Caída de Francia: Se trataba del Plan Amarillo, consistente en una acción coordinada contra Holanda y Francia, a cargo de tres cuerpos de ejército, desplegados a lo largo de un frente de 250 kilómetros. El cuerpo de ejército A, mandado por el general Gerd von Rundstedt, realizaría la acometida principal por el centro del frente, a través del bosque de las Ardenas; al norte, el cuerpo de ejército B, a las órdenes del general Fedor von Bock, lanzaría un ataque simultáneo sobre Holanda y Bélgica; al sur, el cuerpo de ejército C, bajo el mando del general Wilhelm von Leeb, permanecería a la defensiva frente a la Línea Maginot.

Tanto en número como en material, los ejércitos contendientes estaban casi igualados. Las fuerzas francesas, inglesas, holandesas y belgas totalizaban alrededor de 135 divisiones; las germanas, 136. En carros de combate, los aliados superaban ligeramente a los alemanes. Estos, en cambio, poseían una pequeña ventaja en el aire, especialmente en cazabombarderos y en aviones de transporte.

Al tiempo que se efectuaban esas acciones en el Norte, los alemanes también avanzaban hacia el oeste y lograban invadir Holanda, Bélgica y Luxemburgo, en rápidas acciones que hicieron retroceder a las fuerzas franco-británicas, sorprendidas por el hecho de que los alemanes avanzaron a territorio francés a través de las Ardenas, en vez de cruzar el terreno donde se encontraba la “Línea Maginot”, sistema de fortificaciones construido en 1929 para proteger la frontera oriental de Francia.

 La organización, la táctica y la moral de los aliados eran sin duda alguna inferiores. Holandeses y belgas se mantuvieron estrictamente neutrales hasta el último momento , impidiendo, en consecuencia la coordinación de la defensa aliada. Los aliados no podía contener en absoluto las enorme y poderosas formaciones alemanas, de carros de combate combinado con ataques por aire y por tierra y con una asombrosa capacidad de coordinación y habilidad táctica y bélica. Además la moral alemana , estaba reforzada por las espectaculares victorias alcanzadas en Polonia y Noruega.

Las fuerzas combinadas germanas emprendieron la marcha hacia el sur con objeto de iniciar su ofensiva sobre Francia y hacia los primeros días de junio de 1940, las tropas de Hitler habían logrado vencer las defensas francesas en el río Somme y continuaban hacia París, ocupada por los alemanes el día 14 del mismo mes. 

El papel de la Resistencia: Sin embargo, no todo fue negativo. La dolorosa derrota de Francia logró reavivar el espíritu nacionalista de sus ciudadanos, quienes organizaron movimientos de resistencia dirigidos desde Londres por el general Charles de Gaulle. Consiguieron formar cuerpos de “guerrilla” que, aunque no alcanzaron un éxito definitivo, mantuvieron viva la esperanza del pueblo francés para liberarse del invasor. De manera semejante creció el nacionalismo en la Gran Bretaña, pues aun cuando las islas británicas no llegaron a ser ocupadas, los continuos ataques aéreos de los alemanes estimularon el deseo de los británicos por luchar contra el enemigo.
Así, se mostraron dispuestos a aceptar las medidas de su gobierno, representado entonces por el primer ministro Winston Churchill, quien pronuncia su famoso discurso en el que pidió al pueblo británico “sangre, sudor y lágrimas” para vencer al nazismo. La resistencia francesa y británica despertó la simpatía y la admiración del pueblo estadounidense que se fue preparando mentalmente para una posible intervención a favor de las democracias occidentales. 



                                                                             Hitler






                                                    Wehrmacht ( Fuerza Armada de Hitler)

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